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Tuesday, January 22, 2008

La búsqueda de la Felicidad

Es una constante en la vida humana y , al parecer , mientras más la buscamos , más esquiva se nos vuelve.
Puesto que buscarla es suponer que no está , y nos lleva a poner el énfasis sobre nuestras carencias, sobre todo lo que hipotéticamente nos falta para llegar a ser felices. Nos lleva a vivir en la ansiedad y en el deseo , deseo de poseer , deseo de alcanzar y cuando aquello llega , vivimos en el miedo de perderlo...y seguimos sufriendo.
La persecución de la felicidad nos lleva a un permanente anhelo de lo que falta , a una atención constante sobre el futuro , sobre lo que vendrá después, sobre el logro , dejando de atender al ahora , al proceso , al disfrute del momento.
Seré feliz cuando...(tenga un auto , me case , consiga ese trabajo , tenga el postgrado , los niños crezcan) y , cuando eso llega , ya estamos situados en otra felicidad hipotética , esperando , siempre esperando que llegue ese momento idílico en que estaremos completos. Lo triste es que podemos llegar al final de la vida física así , quizás allí pensaremos ...seré feliz cuando muera.
Nuestra cultura de consumo nos ha convencido que necesitamos agregar mucho a lo que tenemos para alcanzar la felicidad. Agregar cosas , experiencias , conocimientos y , así nos vuelve consumistas , no sólo de objetos , sino de afectos , vivencias , cursos , fiestas. Tragar y tragar esperando siempre otra cosa mejor. El hombre ideal, el trabajo perfecto , los hijos soñados.
Basta visitar un mall para observar como el estímulo visual y auditivo ha ido aumentando a niveles para muchos y , especialmente para los niños pequeños , intolerables. Cuál es la idea que hay detrás de esto ? Una idea muy nuestra , que mientras más ropaje y estímulos tengamos , más felices seremos.
Los sobreestimulos y la sobreactividad de la vida urbana nos está convirtiendo en ciegos , sordos e insensibles. Como el drogadicto que ya no se conforma con una dosis y pide más y más sin lograr , después de un tiempo , el efecto deseado.
El gran espejismo consiste en pensar que el ser feliz depende de algo exterior , de algo que nos será dado desde fuera , que necesitamos determinadas circunstancias o hechos y olvidar que la fuente de la felicidad está dentro de nosotros y tiene que ver con una actitud interior , de agradecimiento y bendición a lo que está siendo la vida en este momento , aún en el dolor.
La felicidad y el goce de vivir tienen que ver con una entrega al momento , con una profundidad en la mirada y en el sentimiento que hagan de cada instante de la vida un Todo completo , integral en el cual nada falta.
Requieren de dejar de consumir para comenzar a Vivir , en cada momento está contenido el universo entero, en cada momento estoy toda yo , en todas mis dimensiones y aspectos , todo tú.
Bajar el ruido , volver a la simplicidad , acallar los deseos y entregarse a lo que Es. Entonces nos daremos cuenta que aquello que tanto buscábamos estuvo siempre allí.

Morir para Renacer

El rechazo a la muerte tiene que ver con el miedo a la pérdida de la propia identidad, a entrar en una zona de misterio donde todo lo que fuimos se acaba. Tiene que ver con el fin de aquella trama de pensamientos, emociones, definiciones, recuerdos, roles, circunstancias, relaciones, ideas sobre nosotros mismos y el mundo que llamamos “yo”.
Sin embargo, si todo eso se acabara, dejaríamos de ser? Las tradiciones espirituales plantean que si soltáramos todas aquellos conceptos, imágenes y sentimientos con los cuales nos hemos identificados, nos encontraríamos con nuestra identidad más profunda, aquella a la cual hemos llamado Esencia Espiritual, o Alma.
Si en lo profundo de nosotros experimentáramos que pensamos, pero no Somos nuestros pensamientos, sentimos, pero no Somos nuestras emociones, que actuamos a través del cuerpo, pero que no Somos el cuerpo; que la mente, la emoción y el cuerpo son vehículos del Ser, pero no el Ser, tendríamos la certeza de que lo que realmente Somos es Espíritu Puro, sin límites, sin definiciones y que lo único que podríamos decir de nosotros es “Yo Soy”.
Si hacemos la práctica de aquietarnos y tomar conciencia de los pensamientos, emociones y el cuerpo podremos darnos cuenta que hay una dimensión más profunda en nosotros que puede observarlos, y que por tanto hay algo más allá de ellos, y experimentar que a pesar de no Ser la mente ni el cuerpo, tenemos una clara Conciencia de existir, de Ser una Conciencia Pura y luminosa, más allá del tiempo y del espacio, sin cargas, ni límites, ni edad, ni raza, ni nacionalidad, ni dramas, ni circunstancias limitantes.
Que bien nos haría acudir a aquella fuente de Agua de Vida que guarda la certeza de que Somos y de que todas las vestiduras que nos ponemos y con que a menudo vamos complicando la vida, son eso, trajes que se pueden poner y sacar. Que maravilla sería poder sacarnos los rencores enquistados y que creemos que son parte de nosotros, o dejar atrás los miedos, o la baja autoestima, o las formas de relacionarnos que nos hacen daño, o las trancas, o esas experiencias que hemos asentado en nosotros mismos como traumas que no nos dejan vivir.
Que maravilla sería poder morir a todo aquello que nos limita, que nos pesa y que no nos permite expresar la Luz y potencia del Alma.
Que liberador sería poder transitar por las etapas de la vida nutriéndonos de la riqueza y experiencia que nos dejan sin quedarnos apegadas a ellas, sino que entendiendo que son oportunidades diversas para expresar al Ser.
Cuanto dolor dejaríamos atrás si dejáramos de definir lo que Somos por los roles, funciones o relaciones que vamos asumiendo en la vida. Tener claro que no Somos mamás o papás, o parejas de alguien, o gerentes, o juniors, que esos son guiones y formas de relación a través de los cuales se manifiesta el Ser, y que por tanto pueden terminar sin que dejemos de existir.
Desde este punto de vista, morir al pequeño yo egocéntrico, neurótico, dependiente o manipulador, sería entonces una bendición y de eso se trata el proceso espiritual, de morir para renacer a nuestra identidad esencial.
Desde este punto de vista nuestro drama no es la muerte, sino el no poder morir a aquello que nos condiciona y nos aprisiona para renacer a la Luz que hemos ocultado por tanto tiempo.

La Ley del Amor

La destrucción , el sufrimiento de estas semanas abre una brecha en la conciencia de todos nosotros , un espacio de insondable ambiguedad donde todo lo que parecía estar claro se derrumba , donde las certezas y seguridades se pierden y nos sentimos en uno de esos momentos de incertidumbre total en que todo es posible : la destrucción total , o la creación de un mundo nuevo.Se trata de una brecha en que es imprescindible mirar más allá de la anécdota , en que se nos abre la posibilidad de reflexionar acerca de los valores y modelos que están sustentando nuestra vida , de las causas profundas que generan esta odiosidad y , sobretodo , de cómo abrir nuestra conciencia a una nueva era de solidaridad mundial.

Detrás de los hechos mundiales que nos tienen sumidos en una profunda sensación de desaliento , dolor y estupor hay cadenas de causas que es fundamental ver claramente para generar un nuevo estado de cosas en la tierra. Esto no fue un hecho aislado , sino que se encuentra inserto en una configuración de causas y efectos , de ataques y contraataques , el modo peculiar de egoísmo y luchas de poder que sustentan nuestro modelo de convivencia actual. El ataque a las gemelas no ocurrió allá , lejos , ocurre cada día a cada instante en las relaciones interpersonales , en las ciudades , en este desparpajo con que miramos el dolor de otros sin comprender que éste es también nuestro dolor. Detrás de esto hay un modo de concebir la vida que nos está destruyendo , un modo que está sustentado en el egocentrismo , en la preocupación por satisfacernos a nosotros mismos y luchar denodadamente por nuestros intereses , o de nuestro nucleo afectivo , o de nuestro país en desmedro de las necesidades de los demás. Un modelo que se sustenta en la exclusión , en nosotros defendiéndonos de los otros y tratando de sacar la mayor tajada para luego encerrarnos a disfrutarla sin importa lo que pasa con los demás.

Y no se trata de una nación en especial , sino de un paradigma , un conjunto de nociones , creencia y maneras de concebir la realidad que todos compartimos y que todos somos responsables por sustentar.
La mirada egocéntrica , egoísta está agotada , el pensar que yo puedo estar bien mientras los otros están mal es simplemente ignorancia. Todos somos Uno , el planeta y sus habitantes , un gran trama interelacionada. No es posible estar bien si el todo no está bien. Necesitamos de una mirada global , planetaria como si fuéramos un gran organismo que necesita coordinar sus esfuerzos para el bien del todo.
Una ética sistémica en que pensemos y obremos en términos del mayor bien para el todo.
Necesitamos ejercitar cada día la capacidad de sintetizar , de dejar de entender la vida como una lucha de oposiciones para abrirnos a la posibilidad de concertarnos. Lo que hemos hecho hasta ahora es excluir al que piensa distinto , en la lógica yo estoy bien , tú estás mal.
Alguien tiene que parar esto y esa soy yo. Sólo yo puedo hacerlo. Darme cuenta que el otro , el que percibo como oponente es un otro tan válido como yo.
Lo mismo ocurre con la humanidad , necesitamos de la profunda comprensión de que somos un sólo ser , en que necesitamos incluirnos todos , renunciando a cosas en bien del conjunto mayor.
La ley del amor que ha sido proclamada por todos los líderes espirituales del planeta es lo único que en lo concreto puede salvarnos , un amor concretizado , vivido en la aceptación del otro , en la visión del bien general , en la disposición a dejar espacio para todos , en políticas personales y mundiales en que todos estemos incluídos , en que las desiciones sean globales , en que todos seamos capaces de ceder terreno para dar cabida a los demás , es lo único que nos llevará a ese mundo que todos anhelamos.

La Libertad de no Poseer

Hoy es un día soleado trás la lluvia y las gotas de agua refulgen colgando de las ramas de los árboles. Contemplándolas pienso que ni el más bello diamante podría dar el esplendor de arco iris de esas simples gotas que están allí un momento , y luego caen y siguen su camino. La vida siempre nos está dando estos pequeños tesoros , siempre nos está revelando la belleza y enriqueciéndonos de instantes únicos.
El problema nuestro es que intentamos adueñarnos , encerrarlos en nuestros dominios y mostrar a los demás cuan ricos somos por poseer bienes , personas , relaciones , puestos , títulos. Así es como , sin darnos cuenta , vamos fundando nuestra seguridad y autoestima en cosas que sabemos bien que algún día se terminarán. Organizamos la vida para defenderlas en el constante temor de que se acaben. Porqué la pérdida de un trabajo o de la pareja pueden llevarnos a pensar que nuestra vida ha terminado ? , simplemente porque en ello hemos puesto toda nuestra razón de vivir.
Aún cuando bien sabemos que nada nos pertenece , ni la tierra en que vivimos en la cual han morado otros seres por milenios y a la cual otros vendrán cuando hayamos partido. Ni los hijos que vienen a sembrar su propia semilla , ni la pareja , ni los amigos.Nada nos pertenece , ni siquiera nuestra vida física. Somos nosotros quienes pertenecemos a un todo mayor , la humanidad , la tierra , la gran vida que nos contiene.
En el intento de poseer creamos lazos de dependencia , poder y miedo de perder sin comprender que todo está allí , bajo nuestra responsabilidad , para ser disfrutado , compartido y entregado cuando la vida así lo diga. Que importante sería tener esto presente en relación al lugar en que vivimos , saber que somos pasajeros a cargo de esa porción de la tierra por un tiempo , que luego otros vendrán. Que dejaremos allí el hálito de nuestra presencia para servir a otros.
Que importante sería tenerlo presente en relación a las etapas de la vida , permitiendo que estas fluyan sin aferrarnos ansiosamente , que maravilla sería una cultura que aceptara lo que llamamos muerte como un paso natural , como una continuación del proceso del ser.
Cuánto nos ayudaría tenerlo presente en relación a los hijos , ayudándolos y apoyándolos en relación a su camino personal sin herirnos porque no viven teniéndonos como centro de su vida.
Al adueñarnos de algo nos convertimos en prisioneros de eso que creemos poseer , y , muchas veces , centramos nuestro poder y seguridad en cosas transitorias , puesto que todo acaba , un trabajo , una situación , la forma que toma una relación y cuando eso ocurre , entramos en la ilusión de que con ello se ha terminado nuestra vida.
Vivir en la confianza total , sabiendo que todo cambiará , que , sin embargo , siempre habrá otra posibilidad , otro camino , otro desafío , otro regalo , otro tesoro.
Aprender a tomar todo como prestado , a nuestro cargo por un tiempo y gozarlo como quien no tiene nada que defender ni miedo de perder. Vivir centrados en lo único que permanece , el centro íntegral del ser humano , aquel estado de la conciencia que mora en el silencio de la mente , y que según el Bhagavad Gita “ningún arma puede herir , ni el fuego quemar , ni el agua humedecer , ni el viento secar porque es invulnerable, incombustible , inpermeable, eterno e inmutable”.